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jueves, 20 de junio de 2013

FAROL DE LUZ AMARILLA

   Las carcajadas femeninas en comandita; las campanadas del carillón, eléctricas por su cadencia perfecta, el aire de levante; el chino del pan de horno atemorizado por ver a un muerto; el número 70 borrado en el polo de Ignacio; el cielo gris y frío de un tiempo de jersey y capucha; las cagadas de perros dejadas a propósito delante de la rampa del iraquí amputado; la mirada de Giacometti; la lectura del Almanaque del Maestro Don Alcofribas Nasier; el despertarme antes de la hora; la luz amarilla sobre fondo azul del farol del parque; la liasón del nudo de pajarita.
   La ropa tendida aclarando el paisaje; el ramaje de "Poltergeist" acariciando la estampa, el aire de un cielo que manda caricias a mis pulmones; no hablar, sentirme parte del Paraíso de Boff, o tal vez en trámite; sentir mi peso. Gracias Dios que mandas esta luz tan necesaria, aunque duela, aunque me haga creyente no siéndolo, aunque dispute sin argumentos la fatiga de la existencia humana; gracias Dios por haberme hecho osado, por haberme hecho inmoral, por haberme hecho canalla y, dejarme solo, en mis 18 metros cuadrados, que ahora me parecen tan grandes como el dolor que ya no tengo. Gracias ladrido de perro que campanea y no es eléctrico. Gracias humo de tabaco que no sé de dónde viene. Gracias farol de luz amarilla sobre fondo azul. Gracias Dios por haberlo ido apagando.

miércoles, 19 de junio de 2013

EPPUR SI MUOVE

   Lo que pretendía ser un trámite, se ha convertido en un verdadero vericueto para que mi alma pueda dormir tranquila después de "hacer la obra de caridad" de colaborar con alguien que "sólo quiere ganarse la vida"; si no fuera por mi editora yo estaría ya en el Infierno consumiéndome por mi mala leche. Pero es que no puedo, me consume; ¿cómo se puede ser tan hipócrita y adulador sin que el adulado no se de cuenta? Y encima se vaya obsequiado. Hay hombres que no tienen tripas, lo juro.

   Presento a mi editora mi aportación biográfica sobre mi infancia, mili, casamiento y trabajo que me ha pedido el Biógrafo de mis padres (pariente de hecho, por cierto); aquel regalará la obra a éstos y le servirá de Prueba para presentarlo a su editor y así "poderlo vender a los ricos que quieren tener su propia biografía". Mi editora lo ha rechazado de pleno. Dice que para eso le mande un mail y le diga que paso de su obra. Esta es la aportación biográfica:
"Redacción

   El recuerdo que tengo de mi infancia es el recuerdo de días felices, en los que jugaba con mis amiguitos, mis papás me querían mucho y yo también les quería mucho; aunque era un poco travieso, todos los años los Reyes nos traían todos los regalos que les pedía y yo era muy feliz y así transcurrió mi infancia.
   Como había que hacerse un hombre de bien había que ir a la mili y la recuerdo como uno de los acontecimientos más bonitos que he tenido en mi, ya larga vida.
   Luego me casé y, como en el cuento, todos los días hemos sido felices y hemos comido perdices (no, no, esto es broma; también hemos comido pollo). He tenido descendencia y así he podido dar a mis padres esa ilusión que tenían de ser abuelos.
   Trabajo en algo que reporta un servicio muy importante a la sociedad y por ello me siento también muy feliz. Mis padres se interesan, como han hecho siempre por mi bienestar y yo mantengo con ellos ese vínculo de unión y amor que todo padre (y madre, porque madre no hay más que una) e hijo deben tener. He de decir a título personal que los diálogos con ellos son de un marcado y emocionante trasfondo cultural.
   Y esa es mi vida, en relación con mis padres a los que adoro.

   Y sin embargo, lo de los hermanos de Jesús viene en la Bíblia."

   Así que ahí la tengo, haciendo de negra para mi, una vez desechado el primer intento.

   Ayer me llama el Biógrafo y me apremia para que le mande "lo acordado"; yo entiendo lo de "acordado" como si de la Mafia Chantajista de la Moral se tratara porque le pedí los escritos que le habían mandado dos de mis tres hermanos, más que nada para saber en qué línea debía moverme y ello, al recibir esos escritos, pues que me hacen sentirme obligado a mandar algo; y mi negra, que llega tarde a todos los lados no acaba, y yo empiezo a cabrearme porque estoy por mandarle lo que había querido mandarle. Y luego habrá lío. No me gusta faltar a lo pactado, aunque se trate de mandar un kilo de mierda, debe llegar a tiempo.

  Pero resulta que mi negra que, por cierto. iba para hacer la carrera de Diplomacia, antes de encontrarse con el tostón del Derecho, ha terminado el trabajo y, cha, chachán, aquí lo presento:

Trabajo de mi negra

   "Buenos o malos recuerdos de mi infancia y adolescencia; imagino que el subconsciente habrá borrado los verdaderamente malos o los habrá transformado en menos malos, y lo que queda es el poso sobre el que he construido mi vida de adulto. Bueno o malo, ahí estaba, así como también estaban mi padre y mi madre, mis hermanos, mi familia, los accidentes que tuve, los colegios a los que fui, las vacaciones.

   Mi casa: muchas veces he regresado al lugar, a la calle donde crecí hasta los 15 años. La tata (Maruja) y Enrique, el tapicero, nos querían y nos cuidaban. Aquella vivienda, puerta de calle. Pasaba frío y calor. Había cucarachas, y ratas. No había espacio. Dormía en una litera en el salón, con mis dos hermanos. Mis padres con mi hermana en su dormitorio, hasta bien mayor. El baño se hacía en un barreño de cinc. Hasta los 15 años. Me electrocutaba en la pila de fregar de la cocina. El techo se caía a pedazos. La colada se tendía en la calle y del frío que hacía las chaquetillas del trabajo de mi padre se rompían. Estábamos siempre en la calle jugando. Íbamos al Canalillo. Nos asomábamos en los salones de banquetes.

   Decían que éramos muy malos. Pero si íbamos de visita, no nos movíamos de las sillas, no fuera que luego nos dieran una paliza. Muchas me llevé. Un caballo que era un burro. Regalo de reyes que no duró ni hasta el 7 de enero.

   Mi madre tejía jerseys. Todos iguales. A mi padre le veía poco. Era pluriempleado. 6 bocas que alimentar. Tenía un motocarro. Así a la vez que tenía transporte lo usaba para repartir. Anis Tico-Tico.

   Después un 600 en el que íbamos a la playa. Y hasta que fuimos al Barrio del Pilar un 4 latas.

   Nos visitaba gente, o los visitábamos nosotros. La tía Marina y el tío Ángel: mis padrinos. Curro, que vino a hacer la mili a Madrid, y gracias a Dios no aceptó el trabajo que le propuso mi padre. Paco permuta. La prima Charo: ella y el milagro hicieron que no perdiese el brazo en aquella puerta de cristal (¿quién más había allí?). El tío Manolo. Mi abuela: le gustaban las tartas.

   Llegamos al Barrio del Pilar. De nuevo compartimos habitación. ¿Por qué la más pequeña para los 3 más grandes? Un pequeño armario de dos puertas para los 3. Y unas estanterías para los escasos libros que compraba con mis ahorros (me pregunto dónde están. Ah! Sí! Le regalé casi todos a Asun antes de irme de casa).

   Tras una corta etapa mis padres empezaron a hacer dinero. Ahora la nevera estaba siempre llena. Compraban en Jumbo. Y tenían un R5. Claro, ya no íbamos de vacaciones juntos. Ahora iban mis padres solos. Y salían al extranjero (Argentina, Brasil, Túnez, Estados Unidos…). Yo me quedaba con alguno de mis hermanos a cargo del “negocio”. Al igual que en otras ocasiones tenía que quedarme y faltar a algún evento (la boda de mi hermano por ejemplo), alguien tenía que dar el servicio. Iban al bingo de la calle Princesa. Con mucha frecuencia. Y llevaban a la “Jefa”, Doña Asunción. También había dinero para ir a “Las 3 encinas” o incluso a “La Dorada”.

   Me fui a la mili. Y me hice “todo un hombre”. Al ser el primero no tenía modelo, me creé los míos propios. De todo se aprende. Me reafirmó en mi capacidad de liderazgo natural. La última mili de 18 meses.

   A la vuelta tenía que sentar la cabeza. Y buscar trabajo. Y me pregunto por qué tenía que darle mi sueldo a mi madre, ¿quizás en concepto de pensión por comer y dormir? Hasta el mismo mes antes de mi boda el sueldo íntegro fue para mi madre (¿o se lo daba a alguien que necesitaba mi dinero?).

   Y casado estoy. Y bien casado. Y hasta que la muerte nos separe. Le he dado descendencia a mis padres. Mis dos hijas quieren a sus abuelos. Es el sentimiento natural de amor que todas las almas puras tienen por sus mayores. Y les llaman desde el extranjero. Y les escriben cartas, como cuando de pequeñas les escribían frasecitas en los dibujos que les dedicaban por los cumpleaños. La ingenuidad y la inocencia.

   Ahora cuando he pasado el medio siglo no me equivoco cuando digo que ni es necesario ni merece la pena pedir cuentas ni que te las rindan. Cada uno sabe qué y porqué; y si no lo sabe o no lo intuye, en algún momento habrá de reflexionar sobre la actitud de los demás y valorar su forma de actuar.

   Eso sí, la sangre es la sangre. Y está por encima de principios.

La prisa es enemiga de lo óptimo."

   Es un crack, está muy cansada y quiere descansar. Descansa querido Galileo, esta vez las llamas de la Inquisición, te la van a traer floja.