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viernes, 31 de octubre de 2014

MARY CAMPBELL SOUTH

Mary Campbell South usaba así sus apellidos porque realmente así lo sentía. Fue en la fiesta del Orgullo, cuando vestido de traje de lino claro, feliz por su descubrimiento, se dirigió a Dorothy, que paseaba entre la multitud, y le dijo:
– ¡Soy una mujer, soy una mujer!
Momentos antes, Mary Campbell South había bajado las escaleras de madera del inmueble de Barbieri, al llegar al portal metió la mano en su bolsillo derecho y sacó la Gillette ensangrentada, cuidadosamente envuelta en un pañuelo y la depositó en un buzón. Arriba, en el cuarto derecha, yacía el cuerpo degollado de Risto, con el sexo mutilado, abrazado a la hierática cabeza de Delfín que con el culo en pompa dejo caer el pene de su amante sin saber en qué dirección huir.
Mary Campbell South sintió los celos, por fin como mujer, y a partir de entonces ya podría ser él.
Cuando Dorothy lo leyó en la prensa, volvió a sonreir.

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