Voy de viaje contigo, Hombre Bueno;
hago este viaje contigo sin tú saberlo,
para gritar en
esta tierra soriana
que hizo la afrenta a un ¿hombre bueno?
Voy a encontrarme con los hombres malos del campo y
de la aldea,
a abrazar lo que no quiero,
voy a tierras sorianas a encontrarme con ellos,
a escuchar en las lagunas y en las encinas negras
disfrazadas de Robledo.
Quiero mirarme en esos ojos grises, tristes, con
brillo de acero
Y mencionar con su nombre “Alvargonzález”, muy bajo,
sólo con el aliento;
sólo para mi cuello, los crímenes bestiales que por
mi allí se hicieron.
Y sentir el aire del campo impregnado de silencio,
sentir el “no hay Perdón”, pero sentirlo, sólo por
un momento,
para luego abrir los ojos, húmedos, pero de acero
y volver a gritos con mi sombra, ya sin ti, Hombre
Bueno,
a encontrarme con mis Cuatro Torres y creerme
viajero.
Vuelvo a mi locura de ciudad, a seguir siendo uno de
ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario