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sábado, 21 de septiembre de 2013

PAPEL

PAPEL
Nunca ha estado más lejos esa cabellera que envuelve la cara redonda, blanca, cicatrizada, de ojos de almanaque y a veces de válvula soltando aire, de leche verde, de nueces y almendras verdes y azucaradas; ahora puedo escribir y quiero sentirla en el paso, en el aire después de que ha escampado, en el desarrope, en el bajar de gafas de sol y de pestañas, en el sentirla fuerte, con mando, segura de lo que no hace. Nunca ha estado tan lejos porque voy a tener que sostener su papel en el teatro de su vida, voy a tener que interpretar, sentirla interpretando, corrigiéndome el modo de actuar para que no sea posible el guión que creo cierto y no puedo declarar. Me asignaré su papel porque conoce mis pasos pero no los que daré, por ello donde el guión diga creo, diré es y donde las lágrimas  crucen mis pezones patearé la causa de mi existencia para que sea posible el milagro. Una realidad como solución, una apuesta segura y un profundo descanso que me lleve a lo que ya creía que había olvidado. Soy parte de él y escapo tantas veces como él me busca; no me resigno a no tenerlo y anoto en mi corazón borracho de lágrimas y de semen la posibilidad de que no huya como siempre ha huido. Ahora que ya he asumido el papel, empezaré dándote los buenos días, mi amor, ya que has llamado a mi puerta y has entendido las normas de educación.

- Buenos días, Princesa; me dirás y el día, otra vez lluvioso, marcará los momentos en que sea imposible dar un paso sin saber de ti.

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