PAPEL
Nunca ha
estado más lejos esa cabellera que envuelve la cara redonda, blanca,
cicatrizada, de ojos de almanaque y a veces de válvula soltando aire, de leche
verde, de nueces y almendras verdes y azucaradas; ahora puedo escribir y quiero
sentirla en el paso, en el aire después de que ha escampado, en el desarrope,
en el bajar de gafas de sol y de pestañas, en el sentirla fuerte, con mando,
segura de lo que no hace. Nunca ha estado tan lejos porque voy a tener que
sostener su papel en el teatro de su vida, voy a tener que interpretar,
sentirla interpretando, corrigiéndome el modo de actuar para que no sea posible
el guión que creo cierto y no puedo declarar. Me asignaré su papel porque
conoce mis pasos pero no los que daré, por ello donde el guión diga creo, diré
es y donde las lágrimas crucen mis pezones patearé la causa de mi
existencia para que sea posible el milagro. Una realidad como solución, una
apuesta segura y un profundo descanso que me lleve a lo que ya creía que había
olvidado. Soy parte de él y escapo tantas veces como él me busca; no me resigno
a no tenerlo y anoto en mi corazón borracho de lágrimas y de semen la
posibilidad de que no huya como siempre ha huido. Ahora que ya he asumido el
papel, empezaré dándote los buenos días, mi amor, ya que has llamado a mi
puerta y has entendido las normas de educación.
- Buenos días,
Princesa; me dirás y el día, otra vez lluvioso, marcará los momentos en que sea
imposible dar un paso sin saber de ti.
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