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martes, 28 de abril de 2015

ARRABAL

Al final todo ha sido una broma, una puesta en escena nada convencional. Los dientes de Ligya Pape vuelven a aparecer, giran de nuevo, el aspa horizontal es ahora el aspa de la Querida Sonrisa Vertical; y se muestra ahí, en la piel de un Hal confundido, el que "sólo quería soñar"; la ¿Memoria Ram? se defiende en el brazo semi enterrado del Gran Totem donde antes lloró su destino la Humanidad encarnada en el valiente piloto que sobrevivió a los Simios y que, luego en el siglo XVII, comprobaría horrorizada que no eran Gigantes sino Molinos. Aún así, ellas, continúan la guerra. ¿Qué sucedió en Argel? ¿Qué te hicieron, hijo mío? Quiero contarte una cosa, no a tus huesos sino a ti, al que escribió el Quijote: Miho, Avellanado, Cervantes o Avellaneda, ¿quién busca la libertad? Mi Pingüina es incarcelable. Ha aprendido a fingir, ya casi no se la nota (soy laísta como mi hija), ¡bueno, algunos golpecitos al parrús, cuando toca hacer el papel; "sí se la pilla", pero ahora finge con brillo en los ojos, aguanta bastante antes de caer en la depresión. Está muy inquieta, va como una moto, pero cuando cuenta sus cuitas, ni Jane Fonda en su magistral papel que interpretó en Klute relatando al anciano, por unos dólares, sus historias de amor, estaría a su altura porque verdaderamente ha aprendido a fingir. Sus correteos por el escenario son explosiones, grandes explosiones, que hacen temer lo peor. No la vereis con un faldón naranja arrastrándose tras la verja pidiendo clemencia ni libertad; pero yo la he visto en pijama una fría madrugada en una calle sórdida resucitando al amor que creía acabado; su lucha es ella misma. No hay brazos que la puedan retener a no ser que sean brazos de amor, brazos que la hagan sentirse lo que ella siente, brazos que la acompañan abrazada a morir de amor.

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