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sábado, 28 de diciembre de 2013

LA COMUNICACIÓN DEL SILENCIO

   Mis gafas están heridas de ginebra, lloros, huidas y demasiadas leyes como para que me dejen salir a tomar el aire sin que ponga en peligro mi vida (eso espero, que sea la mía). Mi otro cuerpo, el de los sentimientos, está ahora pasando la resaca del temblor de estas noches pasadas. He comunicado con Orión y se me ha puesto de frente. He establecido el diálogo, curiosamente nada cifrado y se me ha invitado a desconectar. Sólo silencio.
   Desconectar no es fácil, hay que hacerlo despacio, bajando una palanca tras otra, dejando que el silencio hable por quien no puede hablar y cada palanca que bajo, me hace presentir el final. ¿Podré soñar? Pero no le doy contestación. Para mis adentros no hay lucha, sólo una intención, que sea libre.
   El año nuevo que entra, traerá un nuevo uno de enero y con éste una nueva oportunidad; es posible que aprovecharla traiga algún lloro, si acaso el sabor de mocos salados por lágrimas risueñas, y el grandioso poder del perdón acabe con las dudas, esas dudas que siempre nos obstinamos en crear.
   Desconecto y hasta siempre.
   Siempre es siempre.

viernes, 27 de diciembre de 2013

VIENTO DEL SUR

VIENTO DEL SUR
La urbe tiene los días contados,
el viento del sur sahariano, empieza a velarla;
esfinges gizehianas a medio luto.
Pirámides insolentes
que hablan de crisis y de negocio,
se limpian el culo con papel enarenado.
Una urraca hizo el amor apasionadamente con un cuervo negro, hace un año;
hoy su hijo se caga en el coche de mi padre
por no haberse cobrado su presa,
y que yo, torpe, espanté sin quererlo.
Ni siquiera su sombra.
Todo tapado con el aire del sur sahariano.
No se oye el mar

pero se oye y se huele el desierto.

viernes, 20 de diciembre de 2013

RELAPSO (V)

V
Otra vez estoy asustado, de nuevo el terror a lo que ya me sé. He entrado en una dinámica soez y pobre, soy ruin, mediocre, un poeta que no puede hacer versos porque el estallido es necesario, posiblemente no lo sea, pero necesito maldecir mi existencia. Miles de veces he sido condenado, miles de veces he faltado a la Reconciliación, he ofendido a Dios, mi creador, le he buscado eternamente; no he conseguido encontrar mi salvación, no he podido retornar a mi inicio y sé que jamás lo conseguiré aún teniendo la opción. Sólo soy mortal en el cuerpo de hoy. Estoy condenado a ser juzgado por Relapso, una vez más y tendré que cumplir la pena, otra vez, una vida entera y de nuevo lo mismo. Avanzan los años, miro atrás, imágenes, no entiendo nada. He conseguido ¿tres, cuatro, a lo sumo cinco enlaces técnicos? Todos cuentan una historia, que yo relato, todos han vivido otra realidad y creen que soy uno como ellos, aunque es posible que no lo sepan. Es posible que esté solo. ¡No puede ser! Soy más mortal que los que se pudren definitivamente, sé lo que es la muerte y esta espera, después de tanto fracaso es un “Purgatorio” inútil porque no hay nada que purgar, todo está decidido, todo está marcado, el destino siempre es el mismo. La vida no tiene sentido, sólo sensaciones que quedan, intento descartar las dolorosas, aunque es posible que no se descarten sino que simplemente ya no duelen. Reunir esa conexión perdida con ella, ese ser ella para entenderla, ese hacer el amor como ella, con ella y para ella, ese don, ese tránsito.
- ¿Estás?
- Sí te oigo, dime.
- La última vez que Karen me hizo el amor, como ella sabe hacerlo cuando sabe que algo va mal, fue sublime, se entregó de nuevo (ya se me había olvidado la de veces que se había entregado, aparecía otra vez la que tantas veces desprecié y me dio todo). Esa tarde no se me olvida.
- ¿Todo?
- Todo lo que hizo lo hizo bien. Recuerdo hace treinta años, cuando estábamos empezando; no menos, unos veinte, ahora lo veo de otra manera, ella se dejaba hacer. La última vez, fue ella la que hizo, yo no lo esperaba, algo se estaba jugando, los días anteriores estaba celosa, me regañaba, yo reía pero sentía el tono de advertencia en sus palabras y luego esa forma de hacerme el amor.
- Tú ¿te has enterado del libro?
- Tengo una idea sobre lo que realmente quiere decir, a veces pienso que se lo quitaron de encima, que lo del accidente de coche fue un truco para quitárselo de encima, escribe como Márquez pero con cosas de aquí, llega más, era bueno y sobre todo tenía carrera, ¿era médico, no?
- Siquiatra.
- Los siquiatras me caen bien porque han estudiado Medicina, tienen que conocer el cuerpo, no son apuntadores que han leído a Freud.
- La señora de la libreta la tienes de jurado.
- Puede que sea la única que me declare inocente.
- ¿Estás listo?
- ¡Adiós Papi!
Un grupo de soldados se instala en la Sala. ¡Culpable! Una mujer, redonda, con un cuchillo pelando patatas. ¡Culpable! El Gato, culpable, un perro amarillo que huye (no quiere saber nada), una leona herida, culpable, un… ¿Adiós Papi? Una joven, en bragas, con el aifon en la oreja deja la Sala, otra la llama con una maleta rumbo a Ámerica. ¡Espera hermana! ¡Adios Papi! ¡¡Muuaaac!, Karen también se va con ellas ¡Adiós Moncho! Roussell espera congelado con el papel en la mano, parece que pone inocente, pero el bloque de hielo no lo permite ver con claridad, no vale el voto. Burroughs ha perdido su voto. Un negro de Harlem lee a Lorca mientras su mujer espanta a una cucaracha gigante con la papeleta mojada en las manos. Un ciego de Buenos Aires quema las claves del desencripte y se abrasa con ellos. Un Capitán hace versos a su amada mientras lucha por lo que ama, su guerra, su amor, su mujer. Una… (Cide no ha traído todos los papeles de ella. La Corporación no me deja trabajar, estoy obligado a acabar lo que nunca he empezado, pero el tiempo apremia) La Bestia se acerca me sonríe, me abraza y me enseña el papelito, culpable. Unos… ¡Culpable!, un… ¡culpable! Son las 20:00 tengo que hacer la cena, mientras echo la sal en mi sartén de hierro, Karen llena todo, la siento, ella no sabe quien me enseñó lo de la sal pero es igual, se reparte bien, el fuego la calienta y aparece corpórea, sonríe, le gusta verme con mis manías y mi forma de organizarme, cree que es mejor cocinera que yo. El espejo negro apaga el silencio, el gas empuja y vuelo por los aires.

viernes, 13 de diciembre de 2013

MINUÉ

MINUÉ
He bailado un minué acompañado de folletos de comida, niños que alientan con silbidos el sexo, he vuelto a sentir lo que siento cuando la beso y he querido escapar. Hemos confundido, de nuevo, las palabras y el coño de Karen ha abarcado todo. De nuevo el coño ha sido capaz de ser el auténtico protagonista, el que ha creado lo que creíamos que habíamos creado y ha sido ahí, en la ciudad del primer beso, el que recordaré toda mi vida. Los baños estaban muy limpios y no había otra salida que retornar por el mismo camino, o sí, el río siempre tiene un puente pero no lo veíamos y optamos por retornar. Nos estamos acostumbrando a reír y a llorar, mientras tanto hago lo que puedo para arroparla. Pasear abrazados de la forma más inverosímil, de la forma más complicada para que todo gire en torno a nosotros juntos como si de un agujero negro o de un gran torbellino acuático se tratara y no pudiera deshacer nuestra unión porque está fuertemente atada y no nos podemos hacer daño. Quiero seguir siempre contigo. Ayer te pregunté si te imaginabas alguna vez "lo nuestro" sin amor; no sé qué contestaste, creo que si, pero no quiero saberlo. Yo no puedo vivir sin tu amor. No quiero vivir sin tu amor. No quiero hacer posible que nuestro amor pueda desaparecer. Sin embargo necesito arroparte cada vez más. Mi niña pone la cara de Karen cuando no entiende a su Ramón, mi niña no sabe lo que es vivir enamorado y haber probado su droga y confunde la droga con el amor. Mi niña no quiere escribir, dice que tiene que aprender más, no quiere poner faltas y sin embargo es una gran chef. Tendré que escribir por ella porque yo no quiero nada más que quererla aunque haya probado su droga. Sólo quiero quererla aunque me torpedee con que ahora podrás follarme cuando quieras. Mi niña no sabe lo que es aunque use la pimienta antes que yo. En cambio no tarda mucho en darse cuenta de que no hablaba en serio porque esa camisa sólo me la he puesto para ti.
Te quiero, te quiero, te quiero. Cada vez me miras más de esa forma que ahora tanto necesito pero que tanto de desconocido y de realidad ajena me deja. Es posible que tú lo hayas solucionado cambiando del sillón grande al pequeño, es posible que el pequeño se ajuste mejor, es posible que por eso necesite estrecharte tanto. Si sólo fueras una droga podría desengancharme, afortunadamente tú eres Karen, mucho más que una droga.

TE AMO.

jueves, 5 de diciembre de 2013

RELAPSO (IV)

IV
Desde América dicen que siga. No sé cómo lo voy a hacer, la visión de Oporto desde el aire es la de retorno al tedio y a la crispación, un amanecer clarividente; sé que hay un profundo océano durante la noche que hace incómodo el descanso necesario y tengo una cita con el Juez. Ahora que no quiero revisar el orden ni la estrategia para mi defensa me preocupa el poder que estoy tomando sobre estas cosas pero El Amduat tiene su precio.
- ¿Has elegido ya defensa?
- Creo que voy a utilizar a un mudo, realmente no es mudo pero no conoce nuestra lengua.
- ¿Estás loco?
- Desesperado más bien. La persona que he elegido es vulnerable a las leyes de la Física.
- Todos lo somos.
- Me refiero a la Física del orden, de la electricidad no conducida, a la que se plasma en los presentimientos y no estoy muy seguro de que al final sea él mismo quien me condene pero, si acaso tengo alguna posibilidad de salir de ésta, él convencerá con su gesto o tal vez sólo con una sonrisa de aprobación.
- ¿Y con eso crees que convencerá al Tribunal?
- Ahora mismo estoy suplicando al Tribunal con esta decisión de que tome en cuenta su inexplicable atención y que en el último momento vean por el sufrimiento o por la aprobación del que lleva años teniendo la misma pesadilla.
- ¿Crees que abandonó a su compañero?
- Dios no lo quiera.
- Se me pasan imágenes diabólicas si eso es cierto y lo tienes de aliado.
- Lo único que sé es que sufre y que es bueno conmigo.
- ¿Llevarías al Duque contigo?
- Ahora mismo le llevo conmigo.
- Te tengo que dejar; este camino lo tienes que hacer ahora solo. Por cierto...
El camino se ha abierto, verdes y amarillos culebrean delimitados por la línea de lápiz fino y donde se junten en una sola aparecerá el pozo o el Cruce de Caminos, no habrá viejo ni automóvil y espero recoger la papeleta de la Acusación en el momento que se me indique, burocracia judicial. Sé sobradamente su nombre...Relapso.
- Este Tribunal tiene el deber de informarle de que conocemos la explicación que tiene en mente para su defensa. Queremos hacerle saber que, como ya sabe, ya se condenó desde el principio y que los valores que juzgamos son los que, con su propia conciencia, intentaremos  medir y que justamente concluyamos. Tiene la palabra y acuérdese del orden en que planteará su Descargo. ¿Tiene un guión?
- Sí, ¿de cuánto tiempo dispongo?
- No de mucho. ¿Trae la defensa?
- Sí, quiero reseñar que mi defensa es...
- Lo sabemos. Puede comenzar.
Un instante, sólo un instante, antes de la herrumbre caliente del orín, antes del sofocante dolor de axilas rebozadas de lana embutidas hasta tirar de los hombros. Un olor morado que se impregnaba en el pelo, graso; un instante duró, tal vez de algodones azules, rosas y blancos, de algodones de feria y de cariño, un instante duró el caballito de cartón más bonito que nunca se hizo y era mío y a partir de ahí, hundido abierto en canal, el sollozo de su cruel muerte sirvió para comenzar el rosario de palizas inexplicables, no por conciencia sino por no saber controlar la que luego se repetiría. El miedo, el miedo lo puede todo, hasta el ir hacia adelante, el miedo moja las sábanas y los babys de rayas y las monjas te mandan a casa calado hasta los huesos y el caballito de cartón en el recuerdo, o no. Calado hasta los huesos y en las noches frías donde tu amante entona el "Ámame mucho", tiritas, meado hasta los huesos; y ese recuerdo ya solo es un pobre vestigio que uso sólo para recordármelo y creer que todo tuvo un inicio. ¿Es posible que Beethoven fuera sordo por una paliza? Beethoven se impuso por encima de su sordera e hizo la música más sublime que jamás se ha podido componer.
Miedo a dejar embarazada a tu propia hermana y que saliera un niño tonto. Bueno hay casos en que se puede lograr la dispensa del Papa. ¿Y seríamos felices? ¿Con un niño tonto? Yo la amaría como la ratita presumida, coser y cantar, pero se quedaría embarazada. Eso fue cuando no sé quien se le ocurrió decir que los niños venían por el culo. Ya desde ahí todo fue miedo, embarazo y polla en ristre. Miles y miles de pajas, folladas en la arena, tirar del máximo, follarte a tu madre, a la señora de los váteres de mujeres, una y otra vez y el multimáximo follarte a un elefante. Pero antes, en la imprenta alguien decidió violar a un niño travieso, no solo sino en compañía con el telón abajo, sólo carcajadas y sollozos y nadie a quien acudir y al día siguiente ver la cara de esa persona que antes habías confiado como venerable y sólo encontrar la perfecta dentadura de una sonrisa diabólica con la certeza segura de que nunca los delatarías porque nadie te iba, no sólo a creer sino a defender. Siguieron nuevas palizas, una tan despiadada que estuve varios días sin poder enderezarme; parece ser que había puesto en evidencia a mi padre. Mala cosa, empezaba a tener opinión. Dicen que cuando nací rehusaba la leche de mi madre, recuerdo esa leche de buena teta saliendo disparada, después lactantes mis hermanos y yo la retenía en la boca a distancia, a un metro de distancia, cerca del fogón y me sabía agria, no sabía a leche condensada. No veía el mecanismo para que metiera esa leche en su teta porque mi madre no podía tener una leche tan agria. Mala leche, has bebido mala leche. Y el miedo, el miedo siempre.
- Pues si echas una gota de lefa en la piscina, se puede quedar embarazada.
- Una gota dices, pero si esto es una mascá.
Mientras me rebozaba con mi hermana jugando con las olas, con la polla enhiesta y aguantando a mi padre: "Deja a tu hermana" Estoy convencido que las olas, la espuma y la arena que se revuelve tienen que hacer imposible que se quede embarazada.
- ¿Cree que esto es realmente un alegato para su defensa?
- No creo que me valga para mucho.
- Puede hacer uso de su defensa.
Mi defensa estaba inmóvil, no podía entender qué hacía ahí. Un Tribunal que sabía con anterioridad todo lo que yo les estaba contando y sin saber cual debía ser su papel en este Juicio. Yo le miraba y él no sabía si sonreír o colocar mejor los pies en el estrado, tal vez atarse mejor los zapatos. Me estaba condenando. Mi culpa estaba sumergida en un barreño de zinc. Es un producto contaminante y lo llevo en la sangre.
- Quisiera mirarle a los ojos.
Miré a los ojos de mi defensa, él sabía que no era un juego y que esta vez pudiera ver algo de claridad en esa selva rociada de napalm, ese decapante de vida ajena y propia y con ello vaciar una salida aunque fuera cargada de orín. Le quise mirar más profundamente pero no me creí con derecho a ello porque a quien estaban juzgando era a mí, no a él. Él no estaba preparado todavía, no se sabía las oraciones (no lo tengo tan claro ahora, tal vez si) para salir del Amduat, pero también es posible que quisiera una condena sin tener que pasar por ello. Le pedía clemencia ante los cargos y los descargos, pero se mantenía mudo. El Tribunal tenía su veredicto y no se pronunciaba.
- ¿Estás?
Estoy totalmente perdido, llamo “mi moto” a la que he llamado Luci, me pesa estar sentado y también levantarla; espero una llamada y no consigo llamar, la música está siempre alta, es repetitiva; necesito algo como el mar pero ahora tampoco resultaría. Me he metido en una etiqueta que me he puesto a mí mismo, busco documentación y no lo encuentro. Choque de llamadas no efectuadas.
Sé que estoy en el camino pero me cuesta dar un paso. Tal vez sea el sol que no calienta mi cuerpo o las banderas que contradicen la dirección del viento. Y de nuevo la pausa.
Ahora pienso en ella y en esas cosas que me envía. Abro una poza de los días que he podido verla y junto a ella, una piedrita de pedernal blanco tumbada sobre mi barro me dice "otro día sin ti". ¡Cuánta confusión! y desajustes. ¡Cómo podría tenerla!
- Me falta mi amiga.
- La has llamado amiga, ¿ya no es tu novia?
- Es mi novia y mi cielo pero ahora me falta mi amiga. Entiendo cuando me dice que sólo quiere que la mime y que la quiera y que la de besos tiernos y cariñosos. Necesito estar con ella y necesito que me quiera y me abrace y me lleve con ella.
- Estás hecho polvo, ¿no?
- Sólo vengo cuando "siento que me falta". No es el no tenerla.
- No te engañes. Sí lo es.
- Es más la necesidad que el deseo.
- ¿A qué necesidad te refieres?
- No es lo que te imaginas, aunque con ella todo es como un milagro. Pero lo que me falta es esa sensación y me produce tristeza.
- También los acontecimientos se están cebando contigo.
- Esa es la diferencia, los acontecimientos me producen cabreo. La ausencia de Karen me deja solo. Ella es mi ilusión y si me falta, se nota. No veo el día de poder estar totalmente con ella.
- Pronto os veréis, ¿no?
- Eso espero.


No era el momento más oportuno pero se presentía que iba a ocurrir. La chaqueta, mojada por la lluvia de una nube solitaria, compañera siempre de viaje, tenía restos de cal adherida de presagio revolcón donde la sangre no brotaba pero sí dejaba paso al sudor caliente de la ascensión a ese muro que le separaba de ella; el nudo apretaba pero él era diestro en separarlo. La luz era la de una condensada humedad que no borraba la brisa y el interminable descenso hizo que brotaran miembros de la familia a la que se le hicieron las presentaciones. Le esperaban, pero no así.
- This is Ramón.
- How do you do?
- How do you do?
Se estrecharon las manos, siguieron con la faena (¿mondaban patatas? llevaban un cuchillo) y él besó a su amada con un beso incontaminado; la más joven agradeció con una sonrisa fresca, como la mañana, y siguió a su madre. Estaban solos, no había palabras. Eran observados y aprovecharon para abrazarse. Ella se dejaba abrazar así, sólo ser abrazada la dejaba ser la mujer que era y la eternidad se congelaba con el rocío de la mañana.
- How are you, my Princess?
- Fine. I love you.
- He recibido tres avisos de lágrimas y necesito que sepas que he tocado el Cielo contigo. El Cielo, mi Amor, el Cielo.
- ¿Y...?
Todo estaba contestado, pero aún así le dijo:
- No hay nada que supere al Cielo. Heaven, Heaven.
Y para asegurarse de que le había entendido la miró a los ojos, le besó las sienes ý la frente y luego se besaron como en el Cielo. El rocío de la mañana empañó los cristales de la casa, detrás un hogar la esperaba y la más joven sonreía. El se volvió hacia la tapia de la casa para volver, saltó y quedó colgado dejando la pared limpia y salieron las letras contenidas que ese muro había aguantado durante tanto tiempo.



No sé si podré quererte después de la muerte.
No sé si podré quererte después de la separación.
No sé si podré quererte en esta vida.
¿Podrás ser mi amiga?

Cide Hamete desplegó, de nuevo, sus pañuelos. Una sonrisa zorruna, sabedor de tener ojos de mujer, se dirigió hacia Milton que anotaba los personajes que posiblemente aparecerían y que darían o no un veredicto favorable. Dejó un hueco en sus notas para escribir “Ni un solo gusto, ni una sola afición, ni una sola forma de entender la vida. Desde que dejé de ser Dios, no he tenido una compañera que haya comprendido mi forma de entender, de saborear la vida y, sin embargo, sé que siempre me han amado. Me asaltan ahora las dudas. He tratado de comprenderlas, he tratado de sentir como ellas, he llorado como ellas, sintiendo lo mismo que ellas; he conseguido el tránsito a ellas por el amor. Sé que la Redención sólo viene por el amor y he fallado en millones de momentos. El Relapso es sobre una historia ya pasada, esa Redención ha sido traicionada aunque persistan los valores humanos de fidelidad y promesa. He intentado comprender por qué y cómo piensan las mujeres. Sólo lo saben ellas.” Miró a su mujer, presente en el Gran Tribunal, sabedora con gran certeza de que era la mujer verdadera (si alguna vez tuvo alguna duda) y recibió de ella, mandada por un ujier, una nota en la que decía:
“Si sales de ésta y si te acuerdas de quién soy, echamos un polvo con pajarita.”
“Fdo.: Karen”
Milton recordó el polvo que echó a su mujer, la Nochevieja pasada, en pelota picada, vestido sólo con una pajarita y en el que no dejaron de reír y reír. Cide se volvió hacia el Gran Tribunal y dejó unas cartas cuidadosamente atadas con una cinta roja; el ujier se preparó para abrir las cartas.
- Proceda –Inquirió el Juez Principal.
Lectura de las cartas encontradas en el saco de ella
AL BORRADOR NO ENTREGADO
"Te doy las GRACIAS por lo que me has ayudado esta mañana, `por escucharme, todas las veces del dia que te he llamado GRACIAS MIL VECES GRACIAS, el apoy q"
BORRADOR DE KAREN 12 DE JULIO A LAS 23:00
Cuentan que hace miles y miles de años, cuando el amor no era imaginable, cuando la especie humana abría espacios en la roca para cobijarse de la noche y guarecerse de sus miedos, una mujer se apartaba cada noche para rasgar la dura pared y, en una sociedad donde todavía no existía la expresión escrita, ella con sus lágrimas humedecía rasgos que a base de lágrima y lágrima empezaron a hacer ceder esa pared y pudo de esa manera "escribir" marcas que eran evidentes para el resto de su especie; ellos no sabían qué era aquello impreso en la pared, pero al aparecer de una forma "diferente" empezaron unos a tener miedo, otros a adorarlo y otros a imitarlo. Dicen que de esta manera empezó la escritura, imitando unos rasgos humedecidos con lágrimas de mujer. Pasado el tiempo, la especie encontró el camino para poder transcribirlos. Como si de una runa se tratara reprodujeron unos rasgos incompletos. Esa reproducción daba las gracias a una roca que cedía con la humedad producida por lágrimas, pero sobre todo cedía por el tesón que aquella mujer ponía todas las noches, a pesar de su condición de mujer, a pesar de sus cadenas rasgo a rasgo, lágrima a lágrima, pudo ir más allá de donde estaba su especie, pudo ir al encuentro de la libertad.

Esa transcripción la uso como si yo fuera el autor de esos rasgos, de esa desesperada grieta que noche a noche necesito grabar en la roca de mis sueños. Gracias a ti, Karen, siempre gracias a ti.