IV
Desde América
dicen que siga. No sé cómo lo voy a hacer, la visión de Oporto desde el aire es
la de retorno al tedio y a la crispación, un amanecer clarividente; sé que hay
un profundo océano durante la noche que hace incómodo el descanso necesario y
tengo una cita con el Juez. Ahora que no quiero revisar el orden ni la
estrategia para mi defensa me preocupa el poder que estoy tomando sobre estas
cosas pero El Amduat tiene su precio.
- ¿Has elegido
ya defensa?
- Creo que voy
a utilizar a un mudo, realmente no es mudo pero no conoce nuestra lengua.
- ¿Estás loco?
- Desesperado
más bien. La persona que he elegido es vulnerable a las leyes de la Física.
- Todos lo
somos.
- Me refiero a
la Física del orden, de la electricidad no conducida, a la que se plasma en los
presentimientos y no estoy muy seguro de que al final sea él mismo quien me
condene pero, si acaso tengo alguna posibilidad de salir de ésta, él convencerá
con su gesto o tal vez sólo con una sonrisa de aprobación.
- ¿Y con eso
crees que convencerá al Tribunal?
- Ahora mismo
estoy suplicando al Tribunal con esta decisión de que tome en cuenta su
inexplicable atención y que en el último momento vean por el sufrimiento o por
la aprobación del que lleva años teniendo la misma pesadilla.
- ¿Crees que
abandonó a su compañero?
- Dios no lo
quiera.
- Se me pasan
imágenes diabólicas si eso es cierto y lo tienes de aliado.
- Lo único que
sé es que sufre y que es bueno conmigo.
- ¿Llevarías
al Duque contigo?
- Ahora mismo
le llevo conmigo.
- Te tengo que
dejar; este camino lo tienes que hacer ahora solo. Por cierto...
El camino se
ha abierto, verdes y amarillos culebrean delimitados por la línea de lápiz fino
y donde se junten en una sola aparecerá el pozo o el Cruce de Caminos, no habrá
viejo ni automóvil y espero recoger la papeleta de la Acusación en el momento
que se me indique, burocracia judicial. Sé sobradamente su nombre...Relapso.
- Este
Tribunal tiene el deber de informarle de que conocemos la explicación que tiene
en mente para su defensa. Queremos hacerle saber que, como ya sabe, ya se
condenó desde el principio y que los valores que juzgamos son los que, con su
propia conciencia, intentaremos medir y que justamente concluyamos. Tiene
la palabra y acuérdese del orden en que planteará su Descargo. ¿Tiene un guión?
- Sí, ¿de
cuánto tiempo dispongo?
- No de mucho.
¿Trae la defensa?
- Sí, quiero
reseñar que mi defensa es...
- Lo sabemos.
Puede comenzar.
Un instante,
sólo un instante, antes de la herrumbre caliente del orín, antes del sofocante
dolor de axilas rebozadas de lana embutidas hasta tirar de los hombros. Un olor
morado que se impregnaba en el pelo, graso; un instante duró, tal vez de
algodones azules, rosas y blancos, de algodones de feria y de cariño, un
instante duró el caballito de cartón más bonito que nunca se hizo y era mío y a
partir de ahí, hundido abierto en canal, el sollozo de su cruel muerte sirvió
para comenzar el rosario de palizas inexplicables, no por conciencia sino por
no saber controlar la que luego se repetiría. El miedo, el miedo lo puede todo,
hasta el ir hacia adelante, el miedo moja las sábanas y los babys de rayas y
las monjas te mandan a casa calado hasta los huesos y el caballito de cartón en
el recuerdo, o no. Calado hasta los huesos y en las noches frías donde tu
amante entona el "Ámame mucho", tiritas, meado hasta los huesos; y
ese recuerdo ya solo es un pobre vestigio que uso sólo para recordármelo y
creer que todo tuvo un inicio. ¿Es posible que Beethoven fuera sordo por una paliza?
Beethoven se impuso por encima de su sordera e hizo la música más sublime que
jamás se ha podido componer.
Miedo a dejar
embarazada a tu propia hermana y que saliera un niño tonto. Bueno hay casos en
que se puede lograr la dispensa del Papa. ¿Y seríamos felices? ¿Con un niño
tonto? Yo la amaría como la ratita presumida, coser y cantar, pero se quedaría
embarazada. Eso fue cuando no sé quien se le ocurrió decir que los niños venían
por el culo. Ya desde ahí todo fue miedo, embarazo y polla en ristre. Miles y miles
de pajas, folladas en la arena, tirar del máximo, follarte a tu madre, a la
señora de los váteres de mujeres, una y otra vez y el multimáximo follarte a un
elefante. Pero antes, en la imprenta alguien decidió violar a un niño travieso,
no solo sino en compañía con el telón abajo, sólo carcajadas y sollozos y nadie
a quien acudir y al día siguiente ver la cara de esa persona que antes habías
confiado como venerable y sólo encontrar la perfecta dentadura de una sonrisa
diabólica con la certeza segura de que nunca los delatarías porque nadie te
iba, no sólo a creer sino a defender. Siguieron nuevas palizas, una tan
despiadada que estuve varios días sin poder enderezarme; parece ser que había
puesto en evidencia a mi padre. Mala cosa, empezaba a tener opinión. Dicen que
cuando nací rehusaba la leche de mi madre, recuerdo esa leche de buena teta
saliendo disparada, después lactantes mis hermanos y yo la retenía en la boca a
distancia, a un metro de distancia, cerca del fogón y me sabía agria, no sabía
a leche condensada. No veía el mecanismo para que metiera esa leche en su teta
porque mi madre no podía tener una leche tan agria. Mala leche, has bebido mala
leche. Y el miedo, el miedo siempre.
- Pues si
echas una gota de lefa en la piscina, se puede quedar embarazada.
- Una gota
dices, pero si esto es una mascá.
Mientras me rebozaba con mi
hermana jugando con las olas, con la polla enhiesta y aguantando a mi padre:
"Deja a tu hermana" Estoy convencido que las olas, la espuma y la
arena que se revuelve tienen que hacer imposible que se quede embarazada.
- ¿Cree que
esto es realmente un alegato para su defensa?
- No creo que
me valga para mucho.
- Puede hacer
uso de su defensa.
Mi defensa
estaba inmóvil, no podía entender qué hacía ahí. Un Tribunal que sabía con anterioridad
todo lo que yo les estaba contando y sin saber cual debía ser su papel en este
Juicio. Yo le miraba y él no sabía si sonreír o colocar mejor los pies en el
estrado, tal vez atarse mejor los zapatos. Me estaba condenando. Mi culpa
estaba sumergida en un barreño de zinc. Es un producto contaminante y lo llevo
en la sangre.
- Quisiera
mirarle a los ojos.
Miré a los
ojos de mi defensa, él sabía que no era un juego y que esta vez pudiera ver
algo de claridad en esa selva rociada de napalm, ese decapante de vida ajena y
propia y con ello vaciar una salida aunque fuera cargada de orín. Le quise
mirar más profundamente pero no me creí con derecho a ello porque a quien
estaban juzgando era a mí, no a él. Él no estaba preparado todavía, no se sabía
las oraciones (no lo tengo tan claro ahora, tal vez si) para salir del Amduat,
pero también es posible que quisiera una condena sin tener que pasar por ello.
Le pedía clemencia ante los cargos y los descargos, pero se mantenía mudo. El
Tribunal tenía su veredicto y no se pronunciaba.
- ¿Estás?
Estoy
totalmente perdido, llamo “mi moto” a la que he llamado Luci, me pesa estar
sentado y también levantarla; espero una llamada y no consigo llamar, la música
está siempre alta, es repetitiva; necesito algo como el mar pero ahora tampoco
resultaría. Me he metido en una etiqueta que me he puesto a mí mismo, busco
documentación y no lo encuentro. Choque de llamadas no efectuadas.
Sé que estoy
en el camino pero me cuesta dar un paso. Tal vez sea el sol que no calienta mi
cuerpo o las banderas que contradicen la dirección del viento. Y de nuevo la
pausa.
Ahora pienso
en ella y en esas cosas que me envía. Abro una poza de los días que he podido
verla y junto a ella, una piedrita de pedernal blanco tumbada sobre mi barro me
dice "otro día sin ti". ¡Cuánta confusión! y desajustes. ¡Cómo podría
tenerla!
- Me falta mi
amiga.
- La has
llamado amiga, ¿ya no es tu novia?
- Es mi novia
y mi cielo pero ahora me falta mi amiga. Entiendo cuando me dice que sólo
quiere que la mime y que la quiera y que la de besos tiernos y cariñosos.
Necesito estar con ella y necesito que me quiera y me abrace y me lleve con
ella.
- Estás hecho
polvo, ¿no?
- Sólo vengo
cuando "siento que me falta". No es el no tenerla.
- No te
engañes. Sí lo es.
- Es más la necesidad
que el deseo.
- ¿A qué
necesidad te refieres?
- No es lo que
te imaginas, aunque con ella todo es como un milagro. Pero lo que me falta es
esa sensación y me produce tristeza.
- También los
acontecimientos se están cebando contigo.
- Esa es la diferencia,
los acontecimientos me producen cabreo. La ausencia de Karen me deja solo. Ella
es mi ilusión y si me falta, se nota. No veo el día de poder estar totalmente
con ella.
- Pronto os
veréis, ¿no?
- Eso espero.
No era el
momento más oportuno pero se presentía que iba a ocurrir. La chaqueta, mojada
por la lluvia de una nube solitaria, compañera siempre de viaje, tenía restos
de cal adherida de presagio revolcón donde la sangre no brotaba pero sí dejaba
paso al sudor caliente de la ascensión a ese muro que le separaba de ella; el
nudo apretaba pero él era diestro en separarlo. La luz era la de una condensada
humedad que no borraba la brisa y el interminable descenso hizo que brotaran
miembros de la familia a la que se le hicieron las presentaciones. Le esperaban, pero no así.
- This is Ramón.
- How do you do?
- How do you
do?
Se estrecharon
las manos, siguieron con la faena (¿mondaban patatas? llevaban un cuchillo) y
él besó a su amada con un beso incontaminado; la más joven agradeció con una
sonrisa fresca, como la mañana, y siguió a su madre. Estaban solos, no había
palabras. Eran observados y aprovecharon para abrazarse. Ella se dejaba abrazar
así, sólo ser abrazada la dejaba ser la mujer que era y la eternidad se
congelaba con el rocío de la mañana.
- How are you, my Princess?
- Fine. I love
you.
- He recibido
tres avisos de lágrimas y necesito que sepas que he tocado el Cielo contigo. El
Cielo, mi Amor, el Cielo.
- ¿Y...?
Todo estaba
contestado, pero aún así le dijo:
- No hay nada
que supere al Cielo. Heaven, Heaven.
Y para
asegurarse de que le había entendido la miró a los ojos, le besó las sienes ý
la frente y luego se besaron como en el Cielo. El rocío de la mañana empañó los
cristales de la casa, detrás un hogar la esperaba y la más joven sonreía. El se
volvió hacia la tapia de la casa para volver, saltó y quedó colgado dejando la
pared limpia y salieron las letras contenidas que ese muro había aguantado
durante tanto tiempo.
No sé si podré
quererte después de la muerte.
No sé si podré
quererte después de la separación.
No sé si podré
quererte en esta vida.
¿Podrás ser mi amiga?
Cide Hamete
desplegó, de nuevo, sus pañuelos. Una sonrisa zorruna, sabedor de tener ojos de
mujer, se dirigió hacia Milton que anotaba los personajes que posiblemente aparecerían
y que darían o no un veredicto favorable. Dejó un hueco en sus notas para
escribir “Ni un solo gusto, ni una sola afición, ni una sola forma de entender
la vida. Desde que dejé de ser Dios, no he tenido una compañera que haya
comprendido mi forma de entender, de saborear la vida y, sin embargo, sé que
siempre me han amado. Me asaltan ahora las dudas. He tratado de comprenderlas,
he tratado de sentir como ellas, he llorado como ellas, sintiendo lo mismo que
ellas; he conseguido el tránsito a ellas por el amor. Sé que la Redención sólo
viene por el amor y he fallado en millones de momentos. El Relapso es sobre una
historia ya pasada, esa Redención ha sido traicionada aunque persistan los
valores humanos de fidelidad y promesa. He intentado comprender por qué y cómo
piensan las mujeres. Sólo lo saben ellas.” Miró a su mujer, presente en el Gran
Tribunal, sabedora con gran certeza de que era la mujer verdadera (si alguna
vez tuvo alguna duda) y recibió de ella, mandada por un ujier, una nota en la que
decía:
“Si sales de
ésta y si te acuerdas de quién soy, echamos un polvo con pajarita.”
“Fdo.: Karen”
Milton recordó
el polvo que echó a su mujer, la Nochevieja pasada, en pelota picada, vestido
sólo con una pajarita y en el que no dejaron de reír y reír. Cide se volvió
hacia el Gran Tribunal y dejó unas cartas cuidadosamente atadas con una cinta
roja; el ujier se preparó para abrir las cartas.
- Proceda
–Inquirió el Juez Principal.
Lectura de las cartas
encontradas en el saco de ella
AL BORRADOR NO ENTREGADO
"Te doy las GRACIAS por lo
que me has ayudado esta mañana, `por escucharme, todas las veces del dia que te
he llamado GRACIAS MIL VECES GRACIAS, el apoy q"
BORRADOR DE KAREN 12
DE JULIO A LAS 23:00
Cuentan que
hace miles y miles de años, cuando el amor no era imaginable, cuando la especie
humana abría espacios en la roca para cobijarse de la noche y guarecerse de sus
miedos, una mujer se apartaba cada noche para rasgar la dura pared y, en una
sociedad donde todavía no existía la expresión escrita, ella con sus lágrimas
humedecía rasgos que a base de lágrima y lágrima empezaron a hacer ceder esa
pared y pudo de esa manera "escribir" marcas que eran evidentes para
el resto de su especie; ellos no sabían qué era aquello impreso en la pared,
pero al aparecer de una forma "diferente" empezaron unos a tener
miedo, otros a adorarlo y otros a imitarlo. Dicen que de esta manera empezó la
escritura, imitando unos rasgos humedecidos con lágrimas de mujer. Pasado el
tiempo, la especie encontró el camino para poder transcribirlos. Como si de una
runa se tratara reprodujeron unos rasgos incompletos. Esa reproducción daba las
gracias a una roca que cedía con la humedad producida por lágrimas, pero sobre
todo cedía por el tesón que aquella mujer ponía todas las noches, a pesar de su
condición de mujer, a pesar de sus cadenas rasgo a rasgo, lágrima a lágrima,
pudo ir más allá de donde estaba su especie, pudo ir al encuentro de la
libertad.
Esa
transcripción la uso como si yo fuera el autor de esos rasgos, de esa
desesperada grieta que noche a noche necesito grabar en la roca de mis sueños.
Gracias a ti, Karen, siempre gracias a ti.
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