VIENTO DEL SUR
La urbe tiene
los días contados,
el viento del
sur sahariano, empieza a velarla;
esfinges
gizehianas a medio luto.
Pirámides
insolentes
que hablan de
crisis y de negocio,
se limpian el
culo con papel enarenado.
Una urraca hizo
el amor apasionadamente con un cuervo negro, hace un año;
hoy su hijo se
caga en el coche de mi padre
por no haberse
cobrado su presa,
y que yo,
torpe, espanté sin quererlo.
Ni siquiera su
sombra.
Todo tapado con
el aire del sur sahariano.
No se oye el
mar
pero se oye y
se huele el desierto.
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